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FAMILIAS BENDECIDAS EN CRISTO - Families Blessed in Chirst

La PAZ empieza en la Familia

La PAZ empieza en la Familia

LA PAZ EMPIEZA EN EL HOGAR

 

Eclesiástico 30, 13.21

 

 Si alguno de nuestros hijos nos hacen sufrir por su mala conducta, es necesario y más en esos días demostrarles que los amamos: educándolos e instruyéndolos en el camino a seguir, en la verdad como su bandera y en la vida que deben defender.

Como sus primeros maestros nuestros hijos empiezan a vivir estos tres aspectos: Camino Verdad y Vida: en el hogar.

Debemos tener presente que la violencia poco a poco esta entrando en los hogares. Por ejemplo, ¿sabías qué el 25% de las jovencitas en los Estados Unidos son golpeadas por sus enamorados y lo qué es peor, la mayoría de ellas cree que esto es normal?

Al escuchar por la TV noticias lamentables como estas y pensar en todo lo que acontece en el mundo, no puede uno dejar de sorprenderse y preguntarse:

¿Quién puede ser capaz de semejante barbaridad, en qué corazón humano cabe tanta frialdad, quién puede ser capaz de tanta violencia?

 

Desafortunadamente, ésta es una cruda realidad que es vivida en todo el mundo y últimamente en el Perú, nos afecta a todos, y de muchas maneras. Es verdad que la violencia siempre ha existido, pero lo más peligroso ahora, es que se empieza a tolerarla, a aceptarla como inevitable: sin ir muy lejos, sería inusual encontrar una película donde las balas, el sexo deliberado y la cruda violencia no hiciesen su aparición; o algún semanario o periódico donde sea una noticia "policíaca" la que cubre la primera plana. Estamos constantemente bombardeados de pura violencia.

 

Sin embargo, el hombre no está hecho para la guerra, fue creado a imagen y semejanza de DIOS, para vivir en paz. Y esto se puede asegurar porque la historia nos demuestra que el hombre que vive en la violencia se autodestruye Sadan Husein. Lo difícil y complicado del tema es que la paz no se da instantáneamente ni por mandato, no se obtiene sin esfuerzo, ni se compra en un autoservicio, ni mucho menos se pide prestada: la paz nace en el corazón de cada hombre. Y si no hay paz en el corazón, ¿cómo puede haber paz en nuestros hogares, en nuestro país, en el mundo? No nos engañemos se cosecha lo que se siembra; nadie da lo que no tiene.

 

Vivir en paz

Es por ello, que mantener la paz es una obligación de primer orden para todos, pero en especial para nosotros los padres, pues es en el hogar donde se aprende a vivir y construir la paz; es allí donde los padres tenemos la enorme responsabilidad de enseñar a nuestros hijos la manera de comportarse, de tratar a los demás y de resolver los problemas. Juan Pablo II, nuestro Santo Padre nos dice: “El gran peligro para nuestra sociedad es que el hombre ha cerrado su corazón a Dios y se ha vuelto egoísta”.

Es por estar muy ocupados y no preocupados  hemos olvidado nuestra condición de hijos de Dios y nos conformados por ser sus entenados.

Es increíble hermanos, cómo hasta en nuestra pequeña sociedad: la familia, en nuestros hogares, donde existe cariño entre cada unos de sus miembros, puede perderse la paz.

No cabe duda de que la paz es algo muy frágil por lo que hay que trabajar pacientemente todos los días de nuestra vida para conquistarla. Jesucristo en su famoso discurso del monte. Las Bienaventuranzas nos dice: “Felices los que trabajan por la PAZ, porque serán reconocidos como hijos de Dios” Mt 5, 9.

 

Pero antes de lograr la PAZ, debemos aprender a vivir en la paz.

Contrario a lo que muchos creen y piensan, la paz no es la ausencia de la guerra, ni es solamente el respeto a los otros. Jesucristo nuestro Maestro nos hablo de la PAZ y como deberíamos vivir en la PAZ: “Les doy mi paz, les dejo mi paz, no como la que da el mundo, para que no hay en ustedes ni angustias ni miedos”.

Mis queridos hermanos, el mundo con sus fantasías cada día nos cautivan más y mas y a veces por querer tener más perdemos lo poco que tenemos o que hemos logrado conseguir; como resultado vivimos angustiados y muy temerosos. Y olvidamos las palabras de JESUS, que alguna vez quizás leímos en La Biblia o escuchamos en nuestras reuniones de Comunidad de Amor: “animo no tengan miedo soy YO”

 

¡Qué fácil sería y a la vez que peligroso si nosotros los padres sólo tuvieran que respetar a nuestros hijos para poder tener un hogar lleno de paz!:

“Ah, sí, mi hijo quiere tener su cuarto todo tirado, hay que respetarlo”.

“Mejor no me meto en sus cosas y así vivo feliz”

 

La paz hay que vivirla:

 

1.     Al tener un verdadero sentido de justicia.

Cuando, no solamente se reconocen los propios derechos sino también los de los demás. Si reconocemos en nuestros hijos su dignidad como personas. Muchas veces al verlos pequeños, algunos padres nos aprovechamos de ellos y cometemos verdaderos abusos de autoridad.

 

2.     Al enseñar a nuestros hijos a distinguir entre el bien y el mal, y formar en ellos una conciencia recta, a la vez que trabajen por la paz.

Cuando los hijos son pequeños, nosotros los padres somos como una "conciencia externa" de ellos (como Pepe Grillo en el cuento "Pinocho"), de allí la importancia de sus actos y juicios.

 

3.     Exaltar el valor de la vida humana, su dignidad y su derecho.

     Tanto la vida de ellos mismos como la de los que los rodean tienen un inmenso valor, desgraciadamente con tanta apología de violencia (en los medios de comunicación, en el medio ambiente), nuestros hijos poco o nada aprecian este      valor.

 

Pasos para lograr la paz: Formación en Valores 

 

Voluntad.

Muchas veces aunque nuestros hijos no conozcan el bien y el mal, les falta fuerza de voluntad, no han aprendido el hábito del esfuerzo, son hijos "buenos", pero tal vez estos hijos no han aprendido a dominarse, ni a pensar en los demás, ni a sacrificarse, sienten que el mundo gira al rededor de ellos, muchos de ellos se convierten en "tiranos".

 

Exigencia.

A nuestros hijos hay que exigirles, claro que dentro de sus posibilidades, enseñarles a enfrentar los problemas y a esforzarse para resolverlos, que sepan sentirse orgullosos de haber sido capaces de realizar las cosas por sí mismos.

    

Valentía.

Que tengan héroes que inspiren su vida, pero que sean héroes de grandes ideales, porque actualmente a nuestros hijos se les presenta la violencia como forma de heroísmo, necesitan de nosotros sus padres para enseñarles lo que es noble, grande y bueno.

 

Respeto.

Cuidar que nuestros hijos no adquieran la costumbre de tomar las cosas de otro, por muy insignificante que sea el robo, y si estropea algo ajeno, pues hay que reponerlo, enseñarles que las cosas ajenas siempre se respetan.

 

Generosidad.

Es algo que de por sí es difícil cuando son niños, es en esta edad cuando tienden a ser más egoístas, por ello es importante que ellos vean un buen ejemplo: cómo sus padres ayudan al necesitado o al que tiene algún problema (dentro de las propias posibilidades).

Para despertar en nuestros hijos el sentido de generosidad, se les puede acostumbrar desde pequeños a renunciar a algo suyo y compartirlo con algún otro niño.

 

Cortesía.

Gastón Courtois ha dicho que la cortesía "es hija del respeto al prójimo y hermana de la caridad".

El que es cortés sabe que no es el centro del mundo, es una persona que piensa en los demás y en sus sentimientos. El dominio de sí mismo es un elemento que va de la mano con la cortesía.

Un hijo que hace un berrinche porque algo le ha salido mal o porque el hermano le rompió algo y no se le enseña a controlarse, de grande le será muy difícil, si no es que imposible tener control de sus actos y mucho menos respeto por los demás.

 

Orden.

Es un elemento esencial para que haya armonía y equilibrio en un hogar. Cuando hay orden en una casa, hay normas y límites, esto proporciona seguridad a los hijos y les enseña a tener disciplina. En la bandera del Brasil, hay una inscripción que dice: “El orden es progreso”

 

Caridad.

No puede dejarse de mencionar este valor esencial para que haya paz, pues es un elemento que determinará la calidad de la persona y su capacidad para relacionarse con los demás. Buscar el bien personal y el de los demás es justamente lo que trae como consecuencia la paz.

 

La paz es el resultado de muchas actitudes, todas estas fundamentadas precisamente en la caridad, no entendida como limosna, sino como amor.

Gastón Courtois también escribió: "Cuando la caridad domina, la humanidad se engrandece. Cuando el egoísmo reina, la humanidad se rebaja".

Cristo, nuestro Líder, Héroe, Arquetipo, nos enseño que no hay nada mas perfecto que el AMOR, porque el AMOR nunca pasara. 1 Cor 13, 1-8.

 

Qué grande responsabilidad tenemos hoy en día nosotros los papás de enseñar esta virtud en nuestros hijos, en nuestras manos está el que nuestra sociedad sea: justa y pacífica.

Alguien dijo: los hijos que tú tienes no son tus hijos, son hijos de Dios. El te los dio para su cuidado, algún día te los reclamara. ¿Qué hijos le presentaras? Los hijos que queremos y deseamos dependen de nosotros.

 

Que Dios y Maria los bendigan, protejan y los guarden de todo mal y peligro y que juntos trabajen por la PAZ de su hogar, de esta manera contribuirán a mejor un poquito este mundo en el que nos ha tocado vivir por gracia de Cristo Jesús nuestro el Dios y Señor de nuestra vidas.

Soy un convencido que los problemas del hogar vividos en CRISTO, se convierten en el abono, que fertilizara el jardín de nuestro hogar, para convertirlo en un lugar acogedor donde cultivemos las rosas mas fraganciosas con un suave aroma de AMOR y PAZ.

 

Que nada los turbe, que nada los espante, si tienen a DIOS tienen bastante.

Santa Teresa del Niño Jesús

 

 

Feceva

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